miércoles, 13 de agosto de 2008

LA DUDA


No podía pensar en nada
a lo largo del camino,
ya nadie le acompañaba
ni siquiera su destino.

Un destino que manaba
de una vida muy discreta,
algo que no vale nada
como escritor o poeta.

Las musas no se acercaban
a inspirarle como antes,
por eso quiso aquel día
ser un caballero andante.

Como don Quijote hacía
se vistió de caballero,
por tener fama daría
su posición y dinero.

Vió molinos en las sílabas
y gigantes en las frases,
la oración gramatical
ya no tenía consonantes.

La palabra confundía
la belleza del lenguaje,
y ya no tenía elegancia
pronunciada con coraje.

Con premisa y con falacia
quiso hacer una utopía,
pero como caballero
vió que él solo no podía.

En aquel proyecto entraba
el escribir con cordura,
pero enigmático estaba
luchar contra su armadura.

Lo mismo que el De la Mancha
movería cielo y tierra,
y volvería a la gramática
que tanto saber encierra

Arrasaría los molinos
como si fueran gigantes,
y su pluma escribiría
lo mejor de cada instante.

Se quitaría la armadura
y ya libre de equipaje,
se metería en los verbos
dando belleza al lenguaje.


Paquita Sánchez Gómez