jueves, 27 de enero de 2011

VIRGEN DEL PUERTO


Virgen María, madre querida,
madre adorada del pecador,
tú eres mi madre, eres mi guía,
eres mi vida, tú eres mi amor.
Eres la estrella que desde el cielo
llena la tierra de resplandor,
esa que brilla de noche y día,
tú eres la madre del Redentor.
Hoy peregrina vengo a tu encuentro,
estoy cansada de tanto andar,
soy esa flor que mueve el viento,
y con ternura la hace girar.
En el silencio miro a tu ermita,
con regocijo voy hacía ti,
ardo en deseos de contemplarte,
pues tu belleza no tiene fin.
Vengo a tus plantas Virgen María
para pedirte amor y paz,
para esas almas que desfallecen
en el camino de la verdad.
Vuelve tus ojos hacía la tierra
y con tu amor protégela,
de tanto ídolo superviviente
que al mundo entero quiere arruinar.

Paquita Sánchez Gómez

jueves, 20 de enero de 2011

BAJO EL SOL


Tarde serena y hermosa
de aquel bello mes de Enero,
el sol con su luz radiante
al canchal le daba fuego
Se filtraba por los canchos
sin tener ningún complejo,
jugando con arrogancia
con las sombras del sendero.
Se fundía con los arroyos
con las plantas, con el viento,
y subía hasta la montaña
hacía la ermita del Puerto.
Todo fluye en torno a él,
radiantes son sus reflejos,
ilumina nuestra vida,
suyos son nuestros secretos.
Las penas que bajo el sol
no son penas, son recuerdos,
que la atmósfera los lleva
a otros mundos, a otros tiempos.
Y por eso aquella tarde
admirando aquel silencio,
se reflejó la armonía
que reinaba en todo aquello.
Con el lenguaje del agua,
con las palabras del viento,
bajaba dulce y serena
por el camino del Puerto.
Amparada por la Virgen
que era su mejor consuelo,
allí se sentía atrapada
entre la tierra y el cielo.
Sintió una paz infinita
y miró el azul del cielo,
las nubes blancas flotantes
muchas cosas le dijeron:
Que los sueños que ella tiene
no son nada, solo sueños,
que para hacerlos reales
tiene que luchar por ellos.
Quedó un instante parada,
pensativa, sonriendo,
pensando que nuestra vida
se parece a un arroyuelo.
Que va dejando su huella
por caminos, por senderos,
el agua marcha hacía el río,
y nuestra vida hacía el cielo.

jueves, 13 de enero de 2011

LA MIRADA


Aquella mirada silenciosa y rastreadora,
atrapaba las soledades con sigilo,
todo aquello pendía de un solo hilo
que transpiraba de forma encantadora.

Es como el águila al despertar la aurora
que sobrevuela el espacio del Nilo,
con el ojo avizor de doble filo
envuelve al horizonte que enamora.

Dulce mirada del todo transparente,
que escudriñas el paisaje insólito
de algo sutil que vive eternamente.

Tú que miras a través de lo infinito,
rastreando la verdad de forma inteligente
en un mundo hecho en piedra de granito.


Paquita Sánchez Gómez

martes, 11 de enero de 2011

AGUAS DESNUDAS


Río Guadiana, tú que pasas
por la dulce y noble Merida,
cuentas con siglos de historia
que has vivido junto a ella.

Fluyen tus aguas con calma,
mecidas por el viento y las estrellas,
lamiendo los pies de esta Ciudad
de emperadores y califas prisionera.

Cruzaste la ciudad por acueductos
llevando la flor de tus esencias,
has dado de beber a tanta gente
que tu memoria a perdido la cuenta.

Dulce cristal del todo transparente
que al despertar la aurora centelleas,
y al mirarse en el fondo del agua
se sonríe y en ti se recrea.

Ve tus lágrimas en ese roció
que quedaron en el margen puestas,
y pide al sol, que seque tus lágrimas
cuajadas de néctar.

El sol conmovido las mira y las secas
bajo todo aquello se esconde la hierba,
que duerme tranquila junto a la ribera,
tus aguas desnudas todo lo reflejan.

Tu eres el reflejo del azul del cielo,
todo el que a ti llega, le das de beber,
eres el descanso para el peregrino
tu llevas la vida para todo ser.

Las Ninfas del agua te dan armonía,
tienes la figura mas escultural,
viven en tus aguas miles de familias
especies autóctonas de fama mundial.

Los ojos del puente, tranquilos serenos,
que siglo, tras siglo, te ven al pasar,
siguen admirando toda tu belleza
ellos son testigos de su bienestar.

Al llegar la noche se peina la orilla,
con peines del viento que mece la brisa,
la luna en lo alto, te mira, te mira,
esta enamorada de esa agua tranquila.

Como fascinada la luna se inclina
y allí ve su cara con rostro de niña,
esfera de plata que a ti te ilumina,
ensueño que brilla en la oscuridad.

Las sombras te envuelven con su melodía
al llegar el día rasgan su crespón,
tu corriente riega grandes superficies
llegando hasta el mar sin decir adiós.

Paquita Sánchez Gómez