martes, 11 de enero de 2011

AGUAS DESNUDAS


Río Guadiana, tú que pasas
por la dulce y noble Merida,
cuentas con siglos de historia
que has vivido junto a ella.

Fluyen tus aguas con calma,
mecidas por el viento y las estrellas,
lamiendo los pies de esta Ciudad
de emperadores y califas prisionera.

Cruzaste la ciudad por acueductos
llevando la flor de tus esencias,
has dado de beber a tanta gente
que tu memoria a perdido la cuenta.

Dulce cristal del todo transparente
que al despertar la aurora centelleas,
y al mirarse en el fondo del agua
se sonríe y en ti se recrea.

Ve tus lágrimas en ese roció
que quedaron en el margen puestas,
y pide al sol, que seque tus lágrimas
cuajadas de néctar.

El sol conmovido las mira y las secas
bajo todo aquello se esconde la hierba,
que duerme tranquila junto a la ribera,
tus aguas desnudas todo lo reflejan.

Tu eres el reflejo del azul del cielo,
todo el que a ti llega, le das de beber,
eres el descanso para el peregrino
tu llevas la vida para todo ser.

Las Ninfas del agua te dan armonía,
tienes la figura mas escultural,
viven en tus aguas miles de familias
especies autóctonas de fama mundial.

Los ojos del puente, tranquilos serenos,
que siglo, tras siglo, te ven al pasar,
siguen admirando toda tu belleza
ellos son testigos de su bienestar.

Al llegar la noche se peina la orilla,
con peines del viento que mece la brisa,
la luna en lo alto, te mira, te mira,
esta enamorada de esa agua tranquila.

Como fascinada la luna se inclina
y allí ve su cara con rostro de niña,
esfera de plata que a ti te ilumina,
ensueño que brilla en la oscuridad.

Las sombras te envuelven con su melodía
al llegar el día rasgan su crespón,
tu corriente riega grandes superficies
llegando hasta el mar sin decir adiós.

Paquita Sánchez Gómez

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