jueves, 20 de enero de 2011

BAJO EL SOL


Tarde serena y hermosa
de aquel bello mes de Enero,
el sol con su luz radiante
al canchal le daba fuego
Se filtraba por los canchos
sin tener ningún complejo,
jugando con arrogancia
con las sombras del sendero.
Se fundía con los arroyos
con las plantas, con el viento,
y subía hasta la montaña
hacía la ermita del Puerto.
Todo fluye en torno a él,
radiantes son sus reflejos,
ilumina nuestra vida,
suyos son nuestros secretos.
Las penas que bajo el sol
no son penas, son recuerdos,
que la atmósfera los lleva
a otros mundos, a otros tiempos.
Y por eso aquella tarde
admirando aquel silencio,
se reflejó la armonía
que reinaba en todo aquello.
Con el lenguaje del agua,
con las palabras del viento,
bajaba dulce y serena
por el camino del Puerto.
Amparada por la Virgen
que era su mejor consuelo,
allí se sentía atrapada
entre la tierra y el cielo.
Sintió una paz infinita
y miró el azul del cielo,
las nubes blancas flotantes
muchas cosas le dijeron:
Que los sueños que ella tiene
no son nada, solo sueños,
que para hacerlos reales
tiene que luchar por ellos.
Quedó un instante parada,
pensativa, sonriendo,
pensando que nuestra vida
se parece a un arroyuelo.
Que va dejando su huella
por caminos, por senderos,
el agua marcha hacía el río,
y nuestra vida hacía el cielo.

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