Condenados a vivir aquel infierno,
prolongando la agonía desesperada
de aquel amor que voló a ciegas sin nada,
y para siempre dejó de ser eterno.
Todo era una ínfula, ya nada era tierno,
aquella mentira fue desenmascarada,
su voz y su palabra estaba silenciada,
por un mor que siempre estuvo enfermo.
Se apodero como cualquier cobarde
de la ilusión que ella siempre tenía,
en los planes que hicieron una tarde.
El juramento que hicieron aquel día
pasó a la historia sin hacer alarde,
quedando anclado en la misma geometría.
Paquita Sánchez Gómez
2 comentarios:
Este poema es la historia de mi vida, y de tantas vidas...
Paquita no dejes de escribir me encanta leerte.
Gracias.
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